martes, 16 de diciembre de 2014

Irreconocible anochecer

Ya hace varios inviernos atrás, en el antaño de sus trazos preguntó a los demonios en su interior, cuando se encontraba inmóvil al borde del precipicio; a punto de caer, si la demencia era el final o tan sólo el inicio de una nueva tempestad. Una sombría tempestad que clamaba una extraña, pero plácida desesperación.

Desesperanza que probablemente sumiría todo su ser en un nebuloso anochecer. Fue allí donde la locura entró en escena, por primera vez en su vida temió a la oscuridad: ¿por qué?, ¿por qué temerle a tan maravilloso estado? -vociferó-.

En el pasado había morado en medio de tinieblas, inmerso en ellas, no había razón alguna para tropezarse con aquel sentimiento: la humanidad es temerosa de la oscuridad, es por eso que rasguña cobardemente sus paredes con bizarras llamaradas, huyendo cada vez más de su ensordecedor e inminente silencio -concluyó-

Y ahí, en medio de las tinieblas que lo empezaban a revestir, un horrible augurio se apoderó de aquel ser  segado por la desesperación, cuando un temible escalofrío trepó y sacudió sus entrañas al vislumbrar los escasos, pero magníficos rayos de un sol que se encontraba una vez más a la espera de un nuevo óbito, para que por fin, pudiese dar vida nueva a una soberana que yace plácidamente a la espera de un irreversible  deceso.  Mientras tanto, aquel manto de oscuridad acogía su cuerpo, apoderándose de sus sentidos; entre tanto, su cerebro no podía percibir ningún estimulo proveniente de una despiadada realidad, perdiéndose así una vez más, el sentido de su vida,

Ininteligibles aullidos exteriorizados en forma de lagrimas cayeron sin opresión alguna y entre últimos sollozos y con el corazón en la mano, momento antes de su suicidio; voceó: ¡oh, gran diosa y soberana que oníricamente llegaste a mis brazos, salvad a este pobre ciervo que tan sólo suplica tu perdón!





sábado, 6 de septiembre de 2014

Lectura del tiempo

Una ráfaga de viento lo forzó a volver a la realidad y de la misma manera, a reflexionar: cómo era posible que algo tan inverosímil como el tiempo rigiese la vida - pensó-. 
Ya hace varios soles atrás todavía se encontraba vagando en medio de turbios parajes y ahora tropieza con que su mente es capaz de percibir una vez más la realidad.

Podría luchar contra lo que fuera pero existía algo agobiante en su raciocinio: la muerte.
Un destino con el que no estaba familiarizado, porque en un abrir y cerrar de ojos su vida podría desvanecer sin que él se diese cuenta. Pero dejó a un lado ese temeroso presagio, percatándose de que existía un ente más poderoso que el tiempo: los Libros. ¿Cómo algo tan insignificante podría destrozar y manejar a su antojo el tiempo-espacio? ¿Cómo un escrito con miles y miles de previsiones, podrían cautivarlo, y más aún, trasladarlo a una dimensión donde no existía rastro alguno de un despiadado existir?

Podría ser el verdugo de su propia historia o simplemente una nube, sin preocupaciones, escudriñando un mundo más que frívolo, sin embargo, al cabo de pocos segundos concluyó que a pesar de todo, no podía luchar contra esas tres grandes fieras, que a su lado, no era más que un ser diminuto; algo insignificante. Así que decidió de momento dejarlas a un lado mientras encontraba su propia grandeza en las páginas que sostenía en la manos.

domingo, 15 de junio de 2014

Confesión

Es verdad, la amé con sincera locura, sólo un demente como el que le está hablando tendría el valor de decirle con extraño júbilo que se alegra de ser un error, el único que fue capaz de amarla, de verla como realmente es.

Es extraño que un psicópata como su servidor haya tenido la osadía de dibujar una sonrisa en su hermoso rostro y aún así continuar siendo el acreedor de cada uno de sus suspiros y sus más fervientes pensamientos.

En la calma de mi raciocinio siguen surgiendo intervalos de extrema cordura, todo esto por una simple razón, el recuerdo de su mirar, aunque si bien sus ojos fueron la causa de mis desvelos y mis deseos, no puedo negar que la vida le haya otorgado la caja de pandora a una mujer cuya cordura está tan alejada como el sol de la luna y ésta se haya materializado en una esmeralda, que se ha dividido en cada uno de sus inefables ojos.

Si la vida fue capaz de confiar en usted, ¿por qué entonces no sería capaz yo de confiar en el brillo de sus ojos?

El control que usted ejerce sobre mí es absoluto, pese a que todos mis intentos han sido fallidos no me queda otra opción que la sublevación y confesarle que aún la sigo amando, no obstante, su amor todavía lacera mis recuerdos.

Cuando tocan a la puerta

Cuando la muerte toca a tu puerta, el tiempo se detiene, tus sentidos te atormentan, las lagrimas caen mientras tu alma grita.

¡La muerte! El beso del olvido, un sueño profundo del que nunca verás un nuevo atardecer, ¡oh, maldito sufrimiento!

Tu cuerpo pesa, ya no estás en capacidad de mantenerte en pie, las extremidades de un cuerpo sin alma comienzan a temblar, tus piernas no responden y tu corazón está a punto de estallar.

Los sollozos del inframundo penetran en tu mente, mientras tu mirada y la suya toman caminos por igual, pronto todo terminará; sabes que cada suspiro podría ser el último.  

sábado, 7 de junio de 2014

¿Alguna vez soñó conmigo?

Con gran vehemencia me atrevo a confesarle que desprecio mis sueños, así es, los odio con gran ímpetu ya que son ventanas a una vida paralela a la que jamás podré concebir. 

Me he visto preso del arrepentimiento, y de la deshonra. Fui yo quien en algún momento de nuestras vidas hizo una promesa, un juramento inquebrantable y así como lo hice con gran fervor, hoy prescindo de mis palabras. Usted mejor que nadie conoce mi falta y lo que implica mi desacato, por esta razón pido que disculpe a este invidente quien fue incapaz de cargar con el peso en su espalda. 

Debo aceptar que su recuerdo es inquietante, ya varias noches ha tocado a mi puerta y sin mayores impedimentos le he dejado entrar, aunque si bien su evocación es completamente onírica. se presenta ante mí cada noche sólo para mostrarme que sería de mi vida si no hubiese sido tan cobarde que aún hasta el condenado a muerte se apiadaría de mi alma.

Disculpe respetada dama si los trazos de mi pluma han llegado a agobiarle, sólo soy un desdichado que añora su perdón, de ser así, le ruego que ésta epístola permanezca en secreto, solo usted conocerá el significado de estos trazos.

Por último para concluir las palabras de este desgraciado y terminar con su infortunio, ¿permitiría usted que le haga una pregunta? Sólo quiero conocer su parecer, disculpe mi atrevimiento, ¿alguna vez soñó conmigo?    

jueves, 1 de mayo de 2014

Epístola del pasado

Entre las rosas doy fe que el mundo avanza mientra yo retrocedo, el péndulo del tiempo no ejerce control alguno sobre mí, entre tanto, allá afuera en la realidad la vida se marchita.

La tierra que alguna vez pisé, ya no es la misma, el viento que acarició mi piel ha muerto y con él, mi existir. La pena y  el sufrimiento que padecí ya no poseen validez sólo son recuerdos vacíos de un mísero existir; frívolas memorias alzan vuelo frente a mí en la lobreguez de mi alma, entretanto, la noche caen y las tinieblas se apoderan de la cúpula del cielo.

Ya hace mucho tiempo atrás caminé en medio de la oscuridad, como camino ahora, aunque hogaño, soy sólo un recuerdo; camino en manos del pasado evocando errores de antaño, inculpando a un yo del pasado cuyo único error fue el creer en la salvación.

Mi estadía en este inhóspito lugar es imprecisa, los pasos que di anteriormente ahora son irreconocibles, ya no hay vuelta atrás, la vida terminó para mí ya hace mucho tiempo y el único que puede aseverar mi existencia, morirá conmigo.

El péndulo ha callado y el tiempo ha dejado de latir, finalmente y sin resistencia alguna sucumbo ante él.    




Un endeble ápice de libertad

La vida descansa en un constante amanecer, aún así, se es necesario no olvidar que se camina en medio de la penumbra. Si muriese hoy o muriese mañana, nada cambiaría, llorarían el primer día para que luego mi reminiscencia fuese evocada sólo en días de soledad. El vacío que dejaré pronto será reemplazado puesto que los seres humanos somos así; fuimos, somos y seremos reemplazables.

Sólo se es libre al momento de morir; cada lagrima que se esfuma en el piso será un clamado enfurecido de libertad, aunque en realidad no exista un concepto de libertad puesto que siempre se estará atado a una elección, aún siendo libres estamos superpuestos a elegir, así que cuando se nos es dada la oportunidad olvidamos, abandonamos personas, objetos, lugares; para así relegar un sufrimiento más y acercarnos un poco a aquella libertad tan añorada. Así mismo como olvidamos contemplamos lo incontemplable, reemplazamos lo irreemplazable para de esa manera pasar por alto sucesos de un pasado irreconocible.

Así pues si esta "soñada libertad" se pudiese obtener, es decir si se tuviese la oportunidad de alcanzar tan añorado logro teniendo en cuenta que para ello se tendría que fracturar y quebrantar la fe de alguien más con cada paso que se de; ¿serían entonces capaces de detenerme?


  

domingo, 16 de marzo de 2014

Cartas de amor

La oscuridad yace en sus ojos, en su sombrío existir, su amor es alimentado por mi horror, un amor insoluble y sin final, es verdad; le temo a su corazón, cada latido proveniente de aquel abismo el cual sólo emana soledad hurta un segundo de mi vida, me temo que mi existencia es forzada a caer en el averno.

Aunque no será así, no caeré en aquel sufrimiento, los sentimientos de desesperación y angustia son la única razón por la que continuo con vida, si cayera al precipicio todo acabaría, su cariño se apoderaría de la esencia de su más ferviente siervo, cuyo afán por seducir a su captor no superpone un final, estaría sentenciado a escapar mediante el roce de nuestros cuerpos.

La noche cae y su sonrisa ilumina mi sendero, las tinieblas ensombrecen mi alma, pero aún así su sonrisa arrebata todo el amor que le corresponde a su cuerpo, a su alma.

El odio escapa por mis ojos, por mis labios, por su cuerpo. Mi cuerpo es condenado al peor sufrimiento existente para un humilde convaleciente, me he visto obligado a amarla con extrema locura.